En este modelo el niño desarrolla lo que procede de su interior: cualidades, habilidades, intereses, ideas, conocimientos, valores, etc. Su desarrollo natural se convierte en la meta y a la vez en el método de la educación.
Para el romanticismo pedagógico el alumno debe ser el centro del proceso pedagógico, el cual debe estar al servicio de un desarrollo armónico y libre en su naturaleza. Este proceso debe ser natural y no un proceso cultural delineado por el ánimo mercantilista y utilitarista de la educación conductista o de cualquier otro tipo de educación que pretenda fines eminentemente programáticos y competitivos.
- Metas: Máxima espontaneidad, autenticidad, libertad.
- Relación: Se invierte, el alumno determina lo que el maestro va a hacer. El maestro es auxiliar.
- Método: No esta determinado.
- Contenidos: No están determinados (el estudiante los determina).
- Desarrollo: Libre, espontáneo y natural.
En el modelo romántico se tiene en cuenta lo que está en el interior del niño, por ello él mismo será el eje central de la educación desarrollándose en un ambiente flexible, desplegando su interioridad, cualidades y habilidades: el desarrollo natural del niño se convierte en una meta y el maestro será un auxiliar, un aliado en la libre expresión.

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