Concepto

Un modelo pedagógico es un "Instrumento de la investigación de carácter teórico creado para reproducir idealmente el proceso enseñanza-aprendizaje" (Ortiz Ocaña, 2005). Esta idea nos permite argumentar que la pedagogía no es un saber específico en el sentido de las áreas del conocimiento como las matemáticas, los idiomas, las ciencias sociales o naturales, sino como un pensar –un reflexionar constante– de la actividad académico-formativa. En suma, un modelo pedagógico es un "Paradigma que sirve para entender, orientar y dirigir la educación" (Ibídem).

Existe otra concepción de modelo pedagógico que bien vale la pena abordar. Este constructo alude a la idea de que "Un Modelo Pedagógico, es la representación de las relaciones que predominan en el acto de enseñar, es también un paradigma que puede coexistir con otros y que sirve para organizar la búsqueda de nuevos conocimientos en el campo de la pedagogía" (Ibídem).

Los modelos pedagógicos son visiones sintéticas de teorías o enfoques pedagógicos que orientan a los especialistas y a los profesores en el análisis de los programas de estudios, en la sistematización del proceso de enseñanza-aprendizaje o bien en la comprensión de alguna parte de un programa de estudios. Se podría decir que son patrones conceptuales que permiten esquematizar de forma clara las partes y los elementos de una práctica pedagógica.

Los modelos varían según el periodo histórico en que aparecen y tienen vigencia en su grado de complejidad, tipo y número de partes que presentan así como en el énfasis que ponen sus autores en algunos de los componentes o en las relaciones de sus elementos. Para poder identificar un modelo pedagógico se necesita conocer sus características fundamentales que según Porlán (1983) surgen al responder tres preguntas esenciales sobre sus pretensiones últimas: 

¿Que enseñar? Es decir, qué contenidos, en qué secuencias y en qué orden, su enseñabilidad y relevancia. 
¿Cómo enseñar? Se refiere a los métodos, medios y recursos. Aquí adquieren un valor relevante los estilos de enseñanza de los maestros y de aprendizaje de los estudiantes. 
¿Qué y cómo evaluar? Referido no sólo a los momentos, sino también a los instrumentos de comprobación y a los contenidos previstos desde el inicio del proceso. 

Esta estrategia de Porlán se puede sintetizar afirmando que todo modelo pedagógico, para ser considerado como tal, requiere de un enfoque, una metodología y unas formas de evaluación. Precisados estos tres elementos, es además necesario identificar la percepción que cada modelo tiene del docente, del alumno y de los saberes que enseña, de esta forma se facilita identificar un determinado tipo de modelo aún cuando es necesario tener en cuenta que en la práctica de los docentes se mezclan elementos de diversos modelos, lo que da lugar a versiones peculiares de un mismo modelo. 

Es importante señalar que la función del docente y los procesos de su formación y desarrollo profesional deben considerarse siempre en relación con los diferentes modos de concebir la práctica educativa, ya que los estilos particulares siempre se asocian con uno o varios modelos y la tarea de los diferentes teóricos se ha centrado en tratar de identificarlos para caracterizarlos con miras a mejorar las prácticas de los docentes en el aula así como el diseño de programas de formación más eficientes y vinculantes. 

Flórez (1994) define un modelo pedagógico como “la representación de las relaciones que predominan en el acto de enseñar. Es también un paradigma que puede coexistir con otros y que sirve para organizar la búsqueda de nuevos conocimientos en el campo de la pedagogía”, por ello afirma que los modelos pedagógicos son construcciones teóricas dentro de las que se inscriben las prácticas cotidianas de los docentes y que para considerarse como tal deben responder al menos a las siguientes preguntas: 

•¿Cuál es el ideal de la persona bien educada que se pretende formar? 
• ¿A través de qué, o con qué estrategias metodológicas? 
•¿Con qué contenidos y experiencias educativas concretas? 
• ¿A qué ritmos o niveles debe llevarse el proceso formativo? 
•¿Quién dirige el proceso formativo y en quién se centra el mismo? 

Vale la pena aclarar que los modelos pedagógicos no constituyen una práctica individual como cualquier otra área del conocimiento que se imparte en el aula pero sí se establecen como el vínculo que hace posible el desarrollo de dichas áreas, toda vez que ellos (los modelos) facilitan la reflexión sobre la manera de hacer viable su enseñanza y su aprendizaje. En esos términos, pensar el modelo pedagógico y su aplicación en el área del conocimiento que se enseña resulta ser un doble esfuerzo intelectivo para el docente: uno teórico-conceptual, referido a la apropiación y transmisión de los conocimientos programáticos de la disciplina que imparte y otra operacional alusiva a la reflexión sobre la manera en que se enseñan los conocimientos. 


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